Mi terapia toma un enfoque multidisciplinar que se apoya en los distintos aportes de cada una de las formaciones que he ido incorporando a lo largo de mi carrera, desde lo aprendido en la universidad hasta la actualidad, especializándome en ramas variadas, desde la terapia cognitivo-conductual hasta el psicoanálisis relacional.  Complemento estos enfoques con los conocimientos de base más puramente científica y biológica que arrojan la neurociencia y la psicofarmacología.

De esta forma podremos explorar y comprender mejor qué piensas, que sientes, qué haces y qué no haces y cómo impacta todo esto en tu estado emocional,  tu bienestar,  tus relaciones personales, tus logros y tu autonomía.

Asimismo, es de fundamental importancia explorar el aspecto relacional, puesto que los seres humanos somos eminentemente sociales. Construimos nuestra identidad y nuestra conducta muy en función de lo que nos devuelva nuestro entorno y, especialmente, nuestras figuras de mayor relevancia afectiva y personal.

Es por esto que decidí especializarme en psicoanálisis relacional para enriquecer mi trabajo terapéutico, así como incorporar formación en teoría del apego y poder ayudar mejor a comprender por qué nos sentimos como lo hacemos en función del impacto que hayan tenido en nuestra vida ciertos episodios en los que estaban implicadas personas con las que nuestro vínculo era muy potente.

En la misma medida, le doy especial importancia al funcionamiento básico de las emociones, las cuales conviene conocer en profundidad, puesto que nuestro equilibrio personal depende fundamentalmente de que haya un equilibrio en estas. La presencia predominante de alguna de ellas va a condicionar mucho nuestra percepción, nuestras decisiones y nuestro comportamiento. Aprender a reconocerlas, a autorregularnos y utilizarlas a nuestro favor será la piedra angular sobre la que se sustentará nuestro avance hacia un funcionamiento personal positivo, sano y favorecedor para nosotros y para las personas que nos importan.